Nadie en su lecho de muerte dijo jamás: “Ojalá hubiera hecho más scroll.”
Somos Tobias y Mauro, dos chavales de 21 años de España que se conocieron trabajando en Países Bajos. Una tarde, en el café de siempre, sacamos el móvil y comparamos nuestro tiempo de pantalla. Los números eran absurdos: horas y horas perdidas cada día en el feed. Nos miramos en silencio. Y ahí nos dimos cuenta.
Ya lo habíamos intentado todo: límites de Apple, apps de foco, bloqueadores, temporizadores, hacks… nada funcionaba. La tentación seguía ahí, en el bolsillo, a un toque de distancia. Hasta que un día nos preguntamos:
¿Y si la solución no estaba dentro del móvil, sino fuera de él?
Esa idea lo cambió todo. Porque lo que había en el mercado no hablaba nuestro idioma. Se sentía frío, corporativo, demasiado obsesionado con la productividad. Nosotros no queríamos otra app. Nuestra generación necesitaba otra cosa: una marca real, un ritual físico, una comunidad con la que identificarse. Algo que no solo inspirara, sino que también diera herramientas para vivir una vida sin arrepentimientos.
De ahí nació Monk. Para nosotros y para ti. Un gesto físico que bloquea las distracciones al instante, acompañado de una app que hace que la presencia sea simple, natural y accesible. Un puente de vuelta a quienes somos de verdad.
Este es solo el primer paso. Monk acaba de empezar.
Recuerda: no dejes que tu móvil dirija tu vida. Empieza a vivir una historia que realmente quieras contar.