Volví a sentir mi mente en silencio: Me di cuenta de lo incómodo que me resultaba estar sin estímulos. Ahora tengo ratos de silencio que no se sienten vacíos, se sienten descanso. No pensé que algo tan pequeño pudiera bajar tanto la carga mental.

Exactamente lo que necesitaba sin saberlo: No estaba buscando una solución, solo sentía agotamiento. Con Monk simplemente dejé de llenar cada segundo con el móvil. Me devolvió espacio mental sin tener que cambiar todo mi estilo de vida.

Por fin controlo mi móvil y no al revés: Aún tengo días donde lo abro sin querer, pero ahora al menos noto el impulso antes. Eso ya es un cambio brutal, porque puedo decidir.

Funciona, pero tuve que acostumbrarme unos días: El primer día ni lo noté. El tercer día ya me frenaba solo con ver el Monk en la mesa. Es un hábito más que una herramienta.